DEACON TOM ANTHONY

Sunday, September 17, 2017






XXV Domingo Ordinario
Leccionario: 133

Primera lectura

Is 55, 6-9
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar,
invóquenlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad;
a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes,
sus caminos no son mis caminos, dice el Señor.
Porque así como aventajan los cielos a la tierra,
así aventajan mis caminos a los de ustedes
y mis pensamientos a sus pensamientos''.


Salmo Responsorial

Salmo 144, 2-3. 8-9. 17-18
R. (18a) Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Un día tras otro bendeciré tu nombre
y no cesará mi boca de alabarte.
Muy digno de alabanza es el Señor,
por ser su grandeza incalculable.
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
Bueno es el Señor para con todos
y su amor se extiende a todas sus creaturas.
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan;
muy cerca está el Señor, de quien lo invoca.
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Segunda lectura

Fil 1, 20-24. 27
Hermanos: Ya sea por mi vida, ya sea por mi muerte, Cristo será glorificado en mí. Porque para mí, la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el continuar viviendo en este mundo me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir.

Me hacen fuerza ambas cosas: por una parte, el deseo de morir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; y por la otra, el de permanecer en vida, porque esto es necesario para el bien de ustedes. Por lo que a ustedes toca, lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.


Aclamación antes del Evangelio

Cfr Hechos 16, 14
R. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones
para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.


Evangelio

Mt 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.

Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor'.

Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?'

De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos''.


MIS HERMANOS Y HERMANAS

 La sociedad ama la ira y la ira. Tiendo a llamarlo, "El Efecto Kim Kardashian". Cuanto más drama, mejor para tanta gente. Cada situación, independientemente de lo que es, es soplado fuera de proporción y se anima emoción extrema. Esto conduce a explosiones emocionales y actitudes de confrontación. El caos sigue donde se busca la propensión de la violencia. Nos alimentan constantemente el estímulo para actuar contra lo que nuestro consciente nos está diciendo que hagamos. Si no somos sólidos en nuestra fe cristiana entonces fácilmente podemos ser atraídos a esta trampa con resultados drásticos. Nuestras vidas se convierten en emoción incontrolada donde el comportamiento errático puede tomar el mando, haciéndonos señas para que hagamos las cosas más negativas que luego nos harán daño.

Jesucristo quiere sanarnos. Él quiere amarnos completamente y nos anima a vivir una vida fructífera con Él como el fundamento. Hay oposición a esto. Satanás nos llama a rechazar el Amor del Padre, Hijo y Espíritu Santo a cambio de una ruta mucho más fácil. Satanás quiere que hagamos rabia y rechacemos a aquellos que sentimos que están tratando de socavar nuestro libre albedrío y hambre para ser satisfechos por todo lo que es material y satisfactorio por el momento. No podemos dar en esta mentalidad. Hay mucho más en esta vida que vivir en el momento. Los obstáculos que enfrentamos no son más que meros inconvenientes que nos impiden alcanzar la verdad última, que es que Jesucristo es nuestro salvador y Él nos ama completamente. No podemos ser sanados a menos que dejemos que el médico haga su trabajo.

Como cristianos, nos sentimos alentados a reconocer nuestras propias faltas y pecados. Éstos se nos presentan entonces para que podamos validarlos. Después, estas cosas son tomadas y destruidas por Dios. Nada queda de lo que nos causó tanto dolor y desolación. Dios nos ama y quiere que experimentemos la alegría de vivir con Él. Todo lo que hemos hecho y todo lo que haremos es ya perdonado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. De un hombre que se tarda una vida o más para saber venir las llaves de nuestra vida una completa existencia de amor y satisfacción. Nunca estaremos satisfechos con lo que este mundo ofrece, sino sólo estar tentados a consumir más de lo que nos estimulará, pero nunca nos llevará a la realización. El cumplimiento sólo viene a través de Jesucristo.

El comienzo de nuestro viaje a Jesús siempre comienza con el perdón. En primer lugar, se nos dice y se anima a creer que todo lo que hemos hecho mal es perdonado. Más allá de eso, entonces se nos presenta una nueva manera de pensar: Jesús nos perdona por completo sin condiciones previas, excepto que debemos perdonar a quienes nos han ofendido de la misma manera. Para muchos, especialmente aquellos que no siguen a Jesús, esto parece escandaloso. La sociedad nos dice que debemos reaccionar negativamente a aquellos que se oponen a nosotros, luchando cualquier desafío que encontremos con tanta fuerza y ​​poder que podamos reunir. Todo el tiempo, Jesús nos pregunta por qué debemos hacer esto. Si Él ya nos ha perdonado por nuestra propia culpa y transgresiones sin condiciones previas, ¿por qué no deberíamos hacer lo mismo? Cualquier cosa más allá sería totalmente hipócrita.

Lo que se nos da libremente, el perdón y la redención, debe ser dado a los que nos hacen daño. Esto no es un requisito previo, sino más bien una obligación de ser cristianos. Sin perdón no hay amor. Sin amor no hay Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Sin la Pasión no hay salvación. Estamos encargados de actuar de la manera en que Jesús actúa: Él nos ama completamente y nos daría cualquier cosa para que lo recibiéramos en nuestras vidas. Como Cristianos, a nosotros también se nos pide que sean la presencia de Jesucristo en la vida de otras personas. ¿Por qué nos abstendríamos de dar a otras personas lo que tenemos tan querido. Si lo hacemos, entonces somos hipócritas. Si somos hipócritas, entonces sufriremos las consecuencias.

Esta forma de vida podría ser muy desafiante, sin embargo, el reto vale la pena la recompensa. Amor, satisfacción y gozo a través de Jesucristo.

Diácono Tom




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