Lectura sugerida: Marcos 15: 16-20
"El que creyere y fuere bautizado, será salvo." Ser parte de la comunidad cristiana y reconociendo a Jesucristo como nuestro salvador debe ser una parte fundamental de nuestras vidas. No se debe poner en el fondo sino que debe ser una parte importante de nuestra identidad. Debe servir como una característica definitoria de nuestras acciones y forma de vida. Tenemos que tener cuidado de evitar nuestra identidad cristiana de ser puesto en segundo plano para servir como una dinámica cultural y nada más. Con demasiada frecuencia, la sociedad y las exigencias de la vida cotidiana menospreciar la experiencia cristiana y desvían la atención de ella; reduciendo así su influencia global.
"El que creyere y fuere bautizado, será salvo." Ser parte de la comunidad cristiana y reconociendo a Jesucristo como nuestro salvador debe ser una parte fundamental de nuestras vidas. No se debe poner en el fondo sino que debe ser una parte importante de nuestra identidad. Debe servir como una característica definitoria de nuestras acciones y forma de vida. Tenemos que tener cuidado de evitar nuestra identidad cristiana de ser puesto en segundo plano para servir como una dinámica cultural y nada más. Con demasiada frecuencia, la sociedad y las exigencias de la vida cotidiana menospreciar la experiencia cristiana y desvían la atención de ella; reduciendo así su influencia global.
Jesucristo describe los efectos de la gracia santificante y la recepción
del bautismo. Hay una reacción definida espiritual, mental y físicamente a su
presencia. Cuando alguien viene hacia adelante para recibir el bautismo, es un
momento de transformación. Es en ese momento la persona se convierte en un
miembro de la Iglesia, es reclamado por Cristo, y su derecho de nacimiento como
un hijo de Dios se realiza. La gracia santificante es necesario para la
salvación también se otorga a esa persona y se les ofreció una protección
especial de los males y las tentaciones del mundo.
Ser testigo de alguien como un bautismo de adultos que recibe es una
bendición maravillosa. El Espíritu Santo está presente de una manera muy
especial. Hay lágrimas de alegría en toda la comunidad y una energía espiritual
que es difícil de describir. Es a través de esta presencia que los milagros
abundan. La descripción que ofrece el Evangelio de Marcos no puede ser
subestimada. Es demasiado fácil de leer las palabras y no entender el
significado. A todos nos ha comisionado a proclamar el Evangelio, vivir nuestra
vida con Jesucristo, y experimentar una existencia transformadora. Tenemos que
dejar que nuestro derecho de nacimiento tiene un impacto en todo lo que decimos
y todo lo que hacemos. Esta fue la intención de Jesús.
Sí, la gracia santificante y una vida con Jesús asegurará la salvación. Más
allá de eso, hay que dejar que este conocimiento nos da la felicidad y el éxito
en esta vida. No podemos ignorar esta vida mientras que se centra
exclusivamente en la siguiente. Si hacemos esto, perdemos hermosa creación de
Dios que está a nuestro alrededor y que somos una parte intrincada de. Esta es
la clave de la felicidad y de la experiencia de sentir el amor de Dios. Cuando
lo ponemos de nuevo en Su creación podemos entonces entender mejor este mundo,
nuestro propósito, y esta vida. Esta vida es muy bonito. Sólo se necesita una
forma más oscura cuando Dios es ignorado y nuestra propia voluntad se actúa sin
tener en cuenta a Dios. Nada, absolutamente nada puede salir mal cuando Dios se
tenga plenamente en cuenta y nos rendimos a Él. Cuando eso sucede, las cosas
hermosas suceden en una progresión natural y que son capaces de sentir todos
los días. Una vez que lo experimentamos, vamos a tener sed de más y de una vida
más perfecta con Dios.
Pablo describe en su carta a los Efesios la riqueza, de herencia, de la
sabiduría, y el poder que le espera a todos los que creen. Todos podemos ser
partícipes en este destino si sólo dejamos que el Espíritu Santo haga su obra
en nuestras vidas. Debemos dejar que Dios nos ama y la experiencia que el amor
si queremos ser felices. Eso es todo lo que Dios quiere para nosotros: que
seamos felices y que lo amamos.
Diácono Tom
Diácono Tom
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