Lectura sugerida:
1 Corintios capítulo 12
Nuestra fe y relación con Jesucristo puede ser muy agradable. Habrá cosas que vamos a compartir con Jesús que no será compartida con ninguna otra persona. Puede ser la relación más íntima que jamás tendremos ya través de ella nuestras vidas puede ser transformada. Nuestras experiencias se enfrentará a nuevos significados cuando los ponemos en la perspectiva de Jesucristo; caminando con él al tiempo que reconoce su presencia. Pero cuando todos vamos hacia adelante en este camino de la vida, todo caminando con Jesús y hacia ese objetivo final de la salvación se crea de forma natural una comunidad. La comunidad empieza primero con familiares y amigos y rápidamente va más allá de implicar lugares de culto, el trabajo y el juego. Desde allí se llega al mundo y al universo como todos están unidos entre sí por que uno de los factores que nos hace iguales y lo mismo: todos somos hijos de Dios y hacemos el Cuerpo Vivo de Nuestro Señor Jesucristo.
Nuestra fe y relación con Jesucristo puede ser muy agradable. Habrá cosas que vamos a compartir con Jesús que no será compartida con ninguna otra persona. Puede ser la relación más íntima que jamás tendremos ya través de ella nuestras vidas puede ser transformada. Nuestras experiencias se enfrentará a nuevos significados cuando los ponemos en la perspectiva de Jesucristo; caminando con él al tiempo que reconoce su presencia. Pero cuando todos vamos hacia adelante en este camino de la vida, todo caminando con Jesús y hacia ese objetivo final de la salvación se crea de forma natural una comunidad. La comunidad empieza primero con familiares y amigos y rápidamente va más allá de implicar lugares de culto, el trabajo y el juego. Desde allí se llega al mundo y al universo como todos están unidos entre sí por que uno de los factores que nos hace iguales y lo mismo: todos somos hijos de Dios y hacemos el Cuerpo Vivo de Nuestro Señor Jesucristo.
Es a través de esta relación que somos capaces de relacionarse con todo el
mundo independientemente de su origen, la educación, o las diferencias
culturales. La comunidad de nuestro derecho de nacimiento y el reconocimiento
de Dios es suficiente para superar estos obstáculos. Se trata de una más alta
conciencia y propósito que puede conducir a todos nosotros. La presencia de
Jesucristo es suficiente para romper cualquier barrera que se ha planteado a través
de nuestra humanidad y para fines egoístas. Estamos unidos; sólo es Satanás que
nos divide.
La división es una palabra negativa. Esto indica que hay una separación
debido a las diferencias que no se pueden superar. Cuando hay una división, las
diferencias son lo que se destacó y no un factor común que representaría la
unidad. Es la diferencia que se convierte en la característica definitoria.
Jesucristo no quiere ser definido por las diferencias. Todos somos sus hijos y
por medio de él recibimos la salvación. Él no ama a las personas de manera
diferente debido a estos llamados divisiones. El no escoger basa en estas
líneas de separación que sacamos. Él nos ama a todos. Jesús habló acerca de
cómo una casa dividida no podía soportar. Todos debemos tomar sus palabras en
serio y comprender que la lucha dentro de una familia provoca malestar y la
enemistad que son las herramientas de Satanás; no a Dios. Si uno está sembrando
la discordia, nunca es el propósito de Dios para su reino o incluso si esa
persona lo dice.
Nuestra experiencia y la vida cristiana debe ser una de amor, la
convivencia y la armonía provocado por las cosas que más apreciamos; lo que nos
dieron por Dios y nunca merecimos en el primer lugar. Todo lo bueno en nuestras
vidas sale de El Creador y nos es dada libremente a causa de su gran amor por
nosotros. Para experimentar la bondad debemos primero entender que él es el
principio de todo y que hay que presentar para amarlo. A través de este amor
mutuo entonces serán reconocidos nuestros más preciosos dones y talentos.
Entendiendo que todos somos únicos y es nuestra individualidad que da
testimonio de gran amor de Dios por nosotros nos acercará a él para que luego
podemos usar nuestros dones en comunión junto a glorificar lo tanto más. Con
ello se conseguirá una idea de lo que la plenitud del amor de Dios puede
sentirse como.
Juntos. Esa es la palabra clave. A pesar de todas nuestras relaciones con
Dios son diferentes y especiales, todos deben venir juntos como uno de
expresarnos y expresar el amor perfecto que es Dios.
Diácono Tom
Diácono Tom
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