DEACON TOM ANTHONY

Sunday, July 21, 2013



En cuanto a Dios en un momento de necesidad y crisis es una cosa maravillosa. Siempre debemos recordar que para disfrutar de nuestra fe y relación con Dios debemos unificar nuestro sufrimiento al Cristo Crucificado. Ser cristiano significa que vamos a sufrir y ser perseguidos por nuestras creencias. Nosotros no encajamos en el molde de la sociedad y lo que decimos y hacemos a, a veces, ir en contra de las expectativas y lo que es aceptado en el mundo de hoy. Vamos a ser ridiculizado, insultado, reímos y criticamos constantemente. Esto puede ocurrir ya sea abiertamente o sutileza a través de los medios de comunicación, escuelas, y otros recursos a disposición de aquellos que se han negado a aceptar el mensaje de Jesucristo. Pero hay otra parte de nuestra relación con Dios, que se puede ignorar fácilmente pero puede ser la parte más gratificante. Esta es la relación de todos los días formulado por su presencia en esta Creación de su y su presencia entre nosotros. Dios está siempre con nosotros, y debido a eso, se puede dar por sentado.

Somos hijos de Dios y ama a todos. No hay favoritos en esta zona. Cada uno de nosotros hemos sido bendecidos con el don de la vida y la posibilidad de participar en todo lo que nos rodea. Sociedad constantemente amenaza con empañar esto y menospreciar la importancia de este hecho. Se nos ha hecho mayordomos de su creación aquí en la tierra y tendrá que prestar la libre voluntad de avanzar hacia adelante a participar en su excelencia. Dios quiere que seamos felices, agradecidos, y realizados en esta experiencia. Debido a nuestra naturaleza caída, siempre existe el peligro de que en nuestra vida de nuestra vida vamos a ser arrastrado por exigencias de la vida, mientras que en realidad no viven. La sociedad ha creado un modelo de vida que es diferente a la de Dios. Inconscientemente, el Plan de la Sociedad puede reemplazar a Dios y podemos encontrarnos a nosotros mismos tratando de ser feliz en lugar de ser feliz con Dios. Dios no quiere que tratemos de ser felices. Él sólo quiere que seamos felices. Él nos ama y quiere que sepamos esto. El hecho de saber que Dios nos ama y nos reaccionar a esta amando él debe traer felicidad. Se nos invita constantemente a vivir nuestras vidas mientras que amarlo. Todo el mundo tiene la posibilidad de caer en su lugar después de que ocurre esta transformación.

Todos los días sale el sol. Podemos esperar esto. Es uno de los hechos más básicos y naturales que se producen. Nos hemos acostumbrado tanto a ella que hemos colocado en el fondo de nuestra conciencia. Por lo general, nos encontraremos levantarse y ya sea preparándose para el trabajo o la preparación para el camino. Inmediatamente una ola de pensamientos se apresuran a través de nuestro cerebro. Estos pensamientos se centran en lo que tenemos que hacer para el día. Hay una lista mental de las obligaciones, deberes y tareas para completar. Una rutina determinada asume como intentamos organizar nuestras acciones. Siempre hay un nivel de ansiedad involucrados que gira en torno a los aspectos más difíciles de nuestra vida. Nos convertimos en robótica. Hay trabajo por hacer y tenemos que lograrlo. Algo que ya se ha convertido en perdido. Salió el sol. El amanecer era hermoso, impresionante y maravilloso. Las aves anunciaron sus próximas horas antes y cantaron alabanzas a Dios. El mundo volvió a la vida y nos despertó de nuestro sueño. Sin embargo, no hemos podido sonreír y agradecer a Dios por un enorme regalo. Un nuevo día había comenzado y que formaban parte de ella!

Debemos meditar sobre la interacción de Marta y María con Jesús. Sí, Martha, siempre habrá trabajo por hacer. Es inevitable. Habrá demandas, trabajo, alimentos para preparar y cosas que hacer. Pero también hay Dios. Podemos hacer todo este trabajo sin amar a Dios, pero, ¿qué llevar? Lleva más trabajo, más retos y más cosas que hacer. Tómese un momento para contemplar. ¿No es siempre mejor que hacer las cosas con alguien que amamos? ¿No se convierten en más fácil y más agradable hacer algo con sus amigos, la familia y los que tanto valoramos en nuestras vidas? ¿No es reconfortante saber que cualquier reto que enfrentemos hay alguien que nos ama y que podemos correr en busca de ayuda. Esta persona es Dios. Se nos anima a ser como María y sumergirnos en el amor de Dios. A través de la oración y lo que reconoce que será capaz de sentir su presencia. Hay una paz que nos pueden rodear las obras del Espíritu Santo. La puerta está ahí. Sólo tenemos que caminar a través de él.

Pablo sufrió a lo largo de su ministerio. Trabajó duro para evangelizar la fe y la Palabra viva de Nuestro Señor Jesucristo a tanta gente. Tenía un trabajo que hacer pero lo hizo con Cristo. Dio la bienvenida a los retos y celebró su sufrimiento. Se nos pide que hagan lo mismo. Todo lo que decimos y hacemos todo lo que se puede hacer en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Ningún trabajo es de baja categoría. Ninguna tarea es importante. Todo se vuelve importante si se hace con nuestro Dios. No podemos separarnos de Dios e invitarlo selectivamente en cuando lo queremos. Debemos unirnos con él en todo lo que hacemos. Debemos estar constantemente lavando sus pies y la unción con la cabeza con aceite. Cuando hacemos esto, el Sol se levantará de la manera más gloriosa.

Diácono Tom

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