DEACON TOM ANTHONY

Sunday, May 10, 2015







Lectura sugerida: Juan 15: 9-17

"Amaos los unos a los otros como Te amo." Pura y simple, este es el fundamento de nuestra fe. Jesús dio este mandamiento a sus discípulos ya nosotros a seguir. Lo que hay que hacer, sin embargo, nos acercamos a nuestra fe, hay que hacerlo con amor. Dios es amor. Él es el primer amor, donde toda la creación viene. Fuimos creados por amor y el propósito de amar. Una vida cristiana sin amor está muerto e inútil.
Lo contrario del amor es el odio. Dios no creó el odio. Lo hicimos. Va en contra de nuestro propósito cuando actuamos en el odio. El odio provoca dolor y sufrimiento. Es una emoción que, por su propia definición, carece de control y propósito. En su raíz es el orgullo que es la puerta de entrada a todos los demás pecados. El odio es contra la naturaleza y está en contra de Dios. Para adoptar plenamente nuestro odio fe debe ser eliminado de todos los aspectos de nuestras vidas. El odio es una fuerza destructiva, mientras que el amor es un ser constructivo. Dios no quiere destruir. Él sólo quiere construir.

Jesús dejó bien claro a través de sus acciones que el amor estaba en el centro de su ministerio. Las acciones de Jesús fueron dictadas por esta premisa. Incluso cuando reprendió a sus discípulos el amor estaba en el centro. En la lectura del Evangelio de hoy se refirió a sus discípulos como sus amigos. Esto muestra una relación muy íntima y personal. La relación maestro / esclavo fue eliminado en favor del amor. Era la última pieza del rompecabezas que trajo todo junto. De la misma manera, nuestra vida y la relación con él, no puede ser completa a menos que el pegamento, que es el amor, se une nuestra experiencia cristiana entera juntos. Todos debemos estar unidos entre sí con amor.

La vida puede ser complicado con tantas relaciones e interacciones a considerar. Se nos presenta tantas opciones en una base diaria. Cualquier mala elección puede llevar a graves consecuencias que podríamos nunca hemos predicho. Este es un gran desafío para todos nosotros en nuestra lucha contra la tentación y nuestra voluntad sobre la de las intenciones de Dios. Tenemos que superar la ira de Caín, para que podamos experimentar el amor y la inocencia de Abel. Acciones de Abel se realizaron fuera de la abnegación y el amor, mientras que en el centro de de Caín era la envidia y el odio.

Todos estamos heridos. Una vida con Dios permite la curación de comenzar. A pesar de que nuestra arrogancia nos enseña que somos los médicos de nuestra alma esto no es cierto. La apertura y ser receptivos a las Sagradas Escrituras y el amor de Dios puede dejar que su bálsamo curativo haga su trabajo. Podemos sentir su trabajo todos los días si sólo le permitimos entrar. Si no nos gusta hacia dónde vamos o lo que estamos haciendo, sólo tenemos que volver a Dios y clamar por su ayuda como un soldado herido en el campo de batalla de la vida. Nunca tienen que estar solos y nunca tenemos que sufrir. No hay dolor y el tormento que no se puede soportar con amor.

Diácono Tom

No comments:

Post a Comment