DEACON TOM ANTHONY

Saturday, November 21, 2015







Nos reunimos hoy aquí para celebrar un evento más maravilloso y glorioso. Viniendo hacia adelante como cristianos; hermanos y hermanas a través de Nuestro Señor Jesucristo, se nos invita a reconocer Nuestro Salvador, Señor y Rey por lo que es: Jesucristo, Rey del Universo. Estamos llamados a darle homenaje. Estamos llamados a darle gracias. Estamos llamados a amarlo sobre todas las cosas. Cuando esto sucede, entonces estamos abiertos a recibir su amor y el poder sanador de nuestro creador a cambio. Se eliminan los obstáculos del pecado y el rechazo. Somos sanados y perdonados.

Nuestra relación con Jesucristo debe ser simple. Somos nosotros los que lo hacen tan complicado a través de nuestra negación y enfoque en las cosas materiales de la vida es. Tendemos a medir nuestros éxitos y felicidad en base a lo que se adquiere y cuánto podemos estimular nuestros sentidos a través de las indulgencias del material; a la vez que haciendo caso omiso de la fundación de nuestro ser: la espiritual. Nos limitamos nuestras capacidades mediante la formación de obstáculos basados ​​en deseos y necesidades a cumplirse por el momento sin tener en cuenta la naturaleza infinita de nosotros mismos. Este auto de los nuestros es que sólo se dio cuenta plenamente a través de una relación directa con Dios por medio de Jesucristo. Con la presencia del Espíritu Santo, que es el amor de Dios, llegamos a ser plenamente unidos a la Trinidad y estamos dispuestos a vivir la experiencia cristiana plena y colectivamente con la creación de Dios. Ya no hacemos permanecemos separados a través de nuestro propio egoísmo y deseos desordenados. Estamos completos.

Religión viene de la palabra latina "relación." Es a través de la forma en que nos acercamos a nuestra fe y vivimos nuestra fe en que podemos experimentar más plenamente nuestra vida con Dios. Esta relación con Dios es la relación más importante en nuestras vidas. Es a través de ella que somos capaces de fomentar todas las otras relaciones que tenemos. Cuando recibimos el amor de Dios que entonces, naturalmente, enviamos adelante de nosotros mismos desinteresadamente y expresamos a través de nuestras interacciones con la creación de Dios. Es no sólo las relaciones humanas que las que afecta, sino también todo lo demás que vienen en contacto con la de la partícula más pequeña de la montaña más grandiosa. Se trata de estar conectados y saber que estamos conectados. La forma en que interactuamos dictará si podemos experimentar la verdadera alegría de esta vida que nos ha dado Dios.

El primer paso en todo esto es darse cuenta de que es Jesucristo. Esto no se puede hacer de una manera indiferente. Es a través de él que nos acercamos al Padre y recibimos el Espíritu Santo. Jesucristo es ciertamente sacerdote, profeta y rey. Él es el Rey del Universo y se debe dar lo que es suyo: nuestro pleno compromiso y amor. No puede haber ningún compromiso en esta área. Es a través del compromiso que está menospreciado y reducido. Eso es lo que Satanás quiere y esto actúa trae desorden y el caos; tiene como tenemos en la sociedad actual; una sociedad que ha dado la espalda a Dios. Para traerlo de vuelta debemos abrazar a Jesús y dar la vida a él; rendirse a su voluntad y que no ejercen la nuestra hacia el pecado y la tentación.

Cristo es el Rey. Somos sus siervos. Al mismo tiempo, somos sus hijos y nos amará como tal; elevándonos de que la vida de servidumbre y la desesperación en nuestro derecho de nacimiento como hijos de Dios. Pero en primer lugar, a reconocernos como hijos de Dios, primero debemos reconocerlo como nuestro único Rey. El Rey del Universo.

Diácono Tom

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