DEACON TOM ANTHONY

Tuesday, March 10, 2015





Este domingo es un día especial dentro de nuestra comunidad, que todos podemos relacionarnos con contemplando nuestro camino cuaresmal. Se ha pedido a nuestros catecúmenos y candidatos a presentarse y recibir el primer escrutinio. Todas las lecturas y el Evangelio de este domingo pasado cambió para reflejar esto. A través de las lecturas contenidas en la Sagrada Escritura ya través de esta manifestación de apoyo dentro de nuestra comunidad, se espera que se fortalecerán la fe y la esperanza de estas personas y el Espíritu Santo se moverá a continuar su camino de fe con mayor resistencia y vigor.

Tenemos dos catecúmenos y un candidato. Los catecúmenos están llegando al frente para recibir los tres sacramentos de la iniciación en la Iglesia Católica Romana: el Bautismo, la Santa Comunión y la Confirmación. El Candidato se adelanta para recibir la Confirmación. Estos sacramentos se darán durante la vigilia de la Fiesta Mayor dentro de la Santa Madre Iglesia: Domingo de Pascua. Todos estamos invitados como comunidad a orar por estos "elegidos" y animarles a través de su camino cuaresmal.

El Primer Escrutinio implica el Agua Viva, que Jesús ofrece a la mujer samaritana en el pozo de Jacob. El agua, que se utiliza en toda la Sagrada Escritura para significar la purificación, el perdón y la redención, se utiliza para describir lo que Jesús está ofreciendo a todo el mundo. A diferencia de la física de agua que cada persona participa de sobrevivir día a día, Jesús ofrece agua espiritual que alimenta nuestra alma. Es necesario consumir esta agua con el fin de lograr la salvación y la vida eterna.

¿Dónde se encuentra esta agua? Se encuentra dentro de los recovecos de la Sagrada Escritura, la oración, y nuestra relación con Jesús. A veces es fácil de encontrar y nos conmueve por su presencia, que es amor puro. Nos revive, nos fortalece y nos permite ser verdaderamente feliz en esta vida. Otras veces, tenemos que buscarlo. Tenemos que cavar profundo dentro de nosotros mismos hasta que estalla en una fuente de furia. A menudo, el agua se encuentra muy por debajo de un desierto de la desesperación como durante este tiempo de Cuaresma. Llevamos nuestras propias cruces cargados con el pecado y la desesperación. Sin embargo, incluso la más mínima esperanza en estos tiempos puede enfocarnos en lo realmente importante: Cristo en nuestras vidas.

Todo a nuestro alrededor es Dios. Es a través de su creación, que nos incluye a nosotros. Es casi risible cómo podemos buscar desesperadamente esta Agua Viva en el primer lugar cuando nos fuimos los que drenaban el bien y lo tiró a cambio de los deseos mundanos. Pero sí que podemos aprender de esta experiencia albergando esta agua ahora y lo conseguirá con el mismo vigor y determinación que teníamos cuando actuamos nuestros pecados. Se trata de un cambio en las prioridades que debemos realizar. El mundo en que vivimos está pasando lentamente y en última instancia, tenemos que decidir si vamos a desaparecer con ella o ejercer nuestra espiritualidad para alinear nuestros objetivos y aspiraciones con la de Dios. Todos tenemos la oportunidad de hacer esto. Como dijo Jesús: "Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá." Si creemos lo que Jesús dijo, entonces debemos transformar nuestros pensamientos en acciones y empezar a trabajar en nuestra salvación y la felicidad de manera continua.

Siempre debemos recordar que Dios sólo quiere que seamos felices. La felicidad es la clave para amar y amar a Dios es el acto de involucrarse en una relación, que implica el amor definitivo y perfecto, que es Dios mismo. ¿Por qué iba alguien a querer negar a sí mismo que: para participar en una existencia con Dios mismo? El primer paso es llegar a el Agua Viva, que es Jesucristo, y participar en su bondad.

Diácono Tom

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