DEACON TOM ANTHONY

Sunday, June 16, 2013






Ser un padre y el jefe de familia es una gran responsabilidad. Nos mirábamos por nuestra familia entera para tomar decisiones y llevar a cabo nosotros mismos por el bien de nuestras esposas e hijos. Todo lo que decimos y hacemos frente a un determinado tipo de escrutinio. Al mismo tiempo, somos muy humanos y cometemos errores como todo el mundo. La diferencia es que nuestras deficiencias y errores no sólo afectan a nosotros, sino a todos los que nos rodean. Somos consejeros, asesores, dictadores, y los inversores financieros, al mismo tiempo. Estamos sin embargo pocas veces alabamos critican fuera de razón. Así como lo hizo con nuestros padres antes que nosotros, lo que decimos y hacemos tendremos un recuerdo imborrable en nuestra familia. Los niños recuerdan las cosas más extrañas y pueden ser las más duras críticas. A medida que crecen, formular sus propias opiniones y darlas a conocer. Creo que una de las partes más difíciles de ser padre es cuando mis hijos han alcanzado la mayoría de edad y el desafío a lo que digo y hago. Papá ya no tiene la última palabra en todo. La dictadura se desmorona en una revolución.

En nuestra vida de fe nos anima a reflexionar sobre nuestros errores y aciertos diaria. Se llama un examen de Conscious. A través de este ejercicio, entonces podemos reconocer nuestros pecados y arrepentirse. Podemos reparar nuestra relación con Dios y superarnos cada día. Esto incluye nuestras acciones que afectan directamente a nuestra familia. Nada está más allá de la reparación en nuestras vidas, incluyendo nuestras relaciones más cercanas. La familia es la unidad de la familia más importante en la sociedad. Contiene los las personas más importantes que jamás interactuar y posee el más poderoso potencial de una expresión del amor de Dios. Como Dios nos ama, estamos obligados a buscar el mismo amor dentro de nuestras familias. Centrándose en este amor es un reto, especialmente cuando se enfrentan a las demandas de la sociedad y de los intentos de la sociedad para menospreciar y destruir la unidad familiar. Se puede fácilmente convertirse en agobiante y frustrante.

Como cristianos, se nos enseña a amar a todos como Dios nos ama. Cuando evangelizamos la fe y edificar el reino de Dios aquí en la tierra, que a veces puede tomar otras cosas por sentado. Esto incluye a los que se supone que debemos amar más: nuestra familia. Por lo general, no es algo consciente. No se hace a propósito. Se convierte en una situación irónica: los que más amamos se puede ignorar más. Nos convertimos en ciegos ante situaciones adecuadas frente a nosotros. Para evitar esto, no podemos auto-justificar nuestras acciones, sino que examinarnos a nosotros mismos con total honestidad y tan críticamente como sea posible. A pesar de que se nos enseña a no juzgar a los demás, tenemos el encargo de juzgarnos a nosotros mismos. Si juzgamos a nosotros mismos, podemos arrepentirnos y asegurar una transformación para mejor. No somos perfectos, pero siempre podemos trabajar hacia la perfección.

Día del Padre es un momento perfecto para la reflexión. A pesar de que es un día que fue creado por la sociedad en el año 1910, nosotros como cristianos podemos utilizarlo como un instrumento de nuestra fe. Podemos tomar el tiempo para admitir nuestros fracasos a corto, venidas, y fallas. Podemos hacer un compromiso de arrepentimiento. Al mismo tiempo, podemos tomar el día para estar orgullosos de nuestro trabajo y éxitos. Ser padre en la sociedad actual es tan difícil como siempre, y también debemos considerarlo como un título de orgullo. Estamos dando forma a la vida de nuestra familia y de inculcar en ellos la misma fe y la moral que tanto valoramos a nosotros mismos. Independientemente de lo que hacemos en nuestras vidas, ser padre tendrá la impresión más duradera. Nada en este mundo es eterno, excepto a Dios, pero el papel de un padre será recordado por las generaciones venideras. También tiene poder e influencia sobre la historia de la salvación de toda la familia. Somos los capitanes del barco, en aguas tranquilas y las oscuras.

En tiempos de problemas, se nos anima a mirar hacia San José para recibir orientación. Él es el modelo perfecto para un padre. Encargado por Dios para velar por el Niño Jesús, que fue influyente durante sus primeros años y fue desafiado todos los días. Desde su exilio a Egipto y frente a escándalo en su propia comunidad, que tuvo que soportar muchas pruebas y dolor personal. A todos nos podemos relacionar con la primera situación de la Sagrada Familia. A través de la perseverancia y la oración, superaron desafíos extremos. Desafíos extremos son una ocurrencia común en la vida de una familia cristiana. Al final, Dios está siempre con nosotros y debe darse cuenta de esto.

Ser llamado padre debe ser un gran honor. Abraza este título y no abusar de ella. No lo tome por sentado. Además, no creo que tan poco de ella. Es el título más grande y el honor que usted podría recibir: dar la bienvenida a una nueva vida al mundo, para alimentarlo, protegerlo, y finalmente dejarlo ir.

San José,

Oren para su uso.

Diácono Tom

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